viernes, 23 de abril de 2010

SIEMPRE AL LADO

El tupido paño negro que mi madre ponía  en la ventana y que transformaba en súbita  noche aquellas siestas obligadísimas del verano, tuvo sus días contados...supongo que conforme crecíamos se le iban agotando todos los trucos para hacernos dormir "de día"; y supongo también que  se cansó de oir la misma pegajosa y sacanervios tarantela  tarde tras tarde:
...."¿mamá me puedo levantar ya, venga mamá...me puedo levantar ya?  anda venga, que no me puedo dormir...mamá... que me levanto, eh? que me levanto... me oyes?...que me levanto...
Y me levantaba.

Nuestro piso era muy pequeño, pero teníamos un patio interior  con vida propia, del que disfrutábamos grandes y chicos durante todo el día y  que, por fresquito, en verano era la envidia de cada sobremesa: allí se venía Juana, nuestra vecina; se bajaba mi abuela, que vivía en el quinto, y allí, entre las enorme macetas de helechos y pilistras, cosían, hacían croché...charlaban de esto y de aquello.
En un tiempo en que la tele cerraba por descanso después de comer, en la calle no se podía estar por asfixiante, y el interés curiosón y metenarices por los asuntos de los mayores iba instalándose en mí, el minimundo que ofrecía el patio era muchísimo más atractivo que estar tumbada en un cuarto oscuro esperando a que se pasara la aburridísima siesta.

Y como en mi casa no se concebía estar brazo sobre brazo, fue por entonces cuando entraron en mi vida las madejas de colores y el bastidor, el punto de cruz, la vainica y la vainica doble. , mi madre nos enseñó, a mi hermana y a mí  a hacer labores: cenefas y más cenefas, muestras... nos enseñó a pegar botones y a coser "punto atrás" ....nos enseñó a desbaratar un jersey de lana y a hacer ovillos, que serían la materia prima de un nuevo jersey.

Otras veces ponía la Olivetti verde encima de la mesa  del comedor, un manual de mecanografía del año catapumchimpúm  y ale,  a teclear-teclear-teclear...asdf  ñlkj  asdf  ñlkj asdf ñlkj.

Y cuando no...a leer...

LEER
Tras haber devorado hasta el infinito los libros de cuentos que había en casa, de aquella  época es mi primer carnet de la BIblioteca Provincial de Córdoba.
Mi primer recuerdo va de la mano de mi hermano...que  me llevó hasta la  sede que entonces estaba  en la calle Capitulares, a los pies de la calle Nueva;   y va también de la mano de una bibliotecaria, a mis ojos de niña, muy viejecilla y muy arrugadilla que me extendió un libro con unos crios en la portada, Los Cinco.... esa mujer vaticinó y acertó al asegurar que  me gustaría y que volvería a por más...

Las numerosísimas-arriesgadas-imposibles-descalabradas y detectivescas  aventuras de Los Cinco fueron mi primer cuelgue literario...Agatha Christie después y desde entonces he pasado por las "obligadas" lecturas del instituto,  las "clandestinas" de adolescente, y hasta por los "mamotretos infumables impuestos por algunos vanidosos escritores profesores" en la Universidad,  por eso ahora, no sabría estar sin un libro elegido al lado, junto al sofá; un libro del que aprender, con el que emocionarme, que me acompañe, que  en cualquier sala de espera espere conmigo... y en la peluquería esperemos juntos que me llegue la vez...
La lectura me ha demostrado ser  un efectivo quitapenas y los libros, mis diarios aliados.

Y aunque en estos tiempos otras modernuras me entretengan -a veces más de la cuenta-, y pase con frecuencia de un extremo al otro -ya devoro con pasión, ya arrincono sin sentido-   hoy,  en el Día Internacional del Libro, he aquí mi  homenaje al amigo al que siempre vuelvo....



lunes, 12 de abril de 2010

ZARITÉ, TRASLIBRADA...

Algarabía en mi salón.
En la sección Allende, mis mujeres favoritas andan revolucionadillas..algo pasa a mis entrañables maestras, pioneras,  aventureras,  fuertes y frágiles, pero siempre valientes y adelantadas a su tiempo y a "su hombre".
Paso lista ...a ver...por aquí andan nuestra querida Paula, Kate la abuela más excéntrica, Eva y sus cuentos, la ciega de amor Eliza, Clara y sus espíritus, Aurora, sus momentos y su realidad atrapada en su cámara de fotos; allí está también Inés del alma mía...y la propia Isabel sumando días, en su país inventado, en su cocina...;   las recoloco, las recompongo...
La estantería parece ahora ordenada... pero no...

Son ellas las que  me soplan al oido que se les ha perdido Zarité....que la negra  desapareció, que sus mariposas no revolotean por aquí y que de sus tambores, ni el eco ya les llega; que la echan de menos desde  el último arranque de "mamá, deja que  yo te ayudo".

Tras estos impulsos -por otro lado , no demasiados frecuentes-  la estantería queda impóluta, un olor a prontojabonoso y a limpio inunda la habitación, pero con el precio pagado de ver roto mi orden, el mío...el que nadie entiende...
Mis libros, como debe ser,  ocupan cada uno su propio espacio... inútil recordar las veces que lo he repetido... pero bueno.... es misión imposible.


Zarité, Zarité... ¿quien es Zarité...?

"En mis cuarenta años, yo, Zarité Sedella, he tenido mejor suerte que otras esclavas. Voy a vivir largamente y mi vejez será contenta, porque mi estrella —mi z’etoile— brilla también cuando la noche está nublada.
Conozco el gusto de estar con el hombre escogido por mi corazón cuando sus manos grandes me despiertan la piel. (...). Golpeo el suelo con las plantas de los pies y la vida me sube por las piernas, me recorre el esqueleto, se apodera de mí, me quita la desazón y me endulza la memoria. El mundo se estremece.«Baila, baila, Zarité, porque esclavo que baila es libre… mientras baila», me decía. Yo he bailado siempre."
Ella es Zarité, mujer y esclava en Santo Domingo...en el XVIII...que logrará librarse de los estigmas que la sociedad le ha impuesto para conseguir la libertad y, con ella, la felicidad.

Atendiendo a ignoro qué lógica de la dueña momentánea de la bayeta, atrapada entre las dos vidas de Maria Teresa Campos y perdida en Villa Diamante de Boris Izaguirre...allí la encuentro... la protagonista de La Isla Bajo El Mar....

....¿Cuando te he leido yo a ti?...
Zarité, que no te conozco...
Tú te has traspapelado... o mejor dicho... tú te has traslibrado.
Imperdonable.

Hoy, la esclava que baila es mi nueva  compañera de guardias; de ratos de relajo, manta y sofá y sus ilusiones son  las últimas que lea antes de ir a dormir.


Post scriptum: Abandonadillos tengo mis momentos y mis recreos...

Aquí el culpable:


Descanso impuesto.
Un dedo, malito bajo ese vendaje y una uña de la que no queda más que el hueco feo que ha dejado; la obligación de aparcar un poquito el pc y racionar los, a conciencia,  escasos momentos cediéndolos a los blogs del instituto...
Pero volveré.... que nunca me voy del todo de ningún lugar y menos de dónde me encanta estar.
Y volveré poquito a poco por vuestros rincones también, que visita os debo... me pongo a ello...ya.
A vuestras letras voy.