Al 2020 agradecerá esa gota que colmó su vaso.
Un hasta-aquí, un vale-ya, un stop que se clavó en su mente y le abrió el cuerpo dejando a la vista una cajita llena de sorpresas.
Y mientras discurre este año que no olvidaremos nunca-jamás-nadie, lidiando batallas se halla en una inesperada guerra.
Acarreando sus armas de voluntad y decisión, también sus lastres de miedos y vértigo, pero con la mirada fija en su norte, un unicornio chiquito, precioso, feliz y peleón en su propia guerra, capaz de colocarnos a cualquiera en una dimensión de fortaleza y de pies en el suelo
-Y cuando el chaparrón haya pasado, no busquéis a la que fui; que todo ha ocurrido “por algo” y alguien nuevo habrá nacido “para algo”.
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