Acantilados a modo de grandes arcadas y columnatas... una belleza impresionante que la pleamar cubre y oculta bajo el mar...
Nos levantamos tempranico y hacemos los 257 km que nos separan de Ribadeo (Lugo), término municipal al que pertenece esta maravilla natural, para pillar la marea baja y poder dar un paseo y remojarnos por la que califico desde ya, como la playa más bella que conozco.
El paisaje es impresionante, la cantidad de turistas, alucinante...pero el silencio puede tocarse... ni voces, ni gritos nadie osando profanar el lugar... una pa-sa-da.
Los más de 500km ida y vuelta merecieron sobradamente la pena.
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