lunes, 21 de septiembre de 2009

DÍA MUNDIAL DEL ALZHEIMER

Mi abuelo ,que disfrutaba viéndonos comer, repetía la promesa año tras año..."un día os voy a llevar a la fería y os voy a jartar de jeringos" (churrros en Córdoba) .
Un año lo cumplió... sentados los cinco nietos mayores, observábamos quasi babeantes la escena... un ruedón que se freía mientras soñabamos en voz alta...ojalá sean esos los nuestros... y nos jartó vaya que si nos jartó...
A la vuelta de nada, el alzheimer nos convirtió a los ojos del abuelo en los desconocidos, atilas de fin de semana,  que cada sábado en su casa arrasábamos con las patatas fritas que la abuela nos ponía de centro de mesa... "niña guarda, guarda ese plato , que éstos quieren  comérselas..."

PON EN PAUSA LA MÚSICA DE LA IPOD ( BARRA LATERAL)



Por los que guardaron cuidadosamente toda una vida en su memoria
y ahora no recuerdan dónde la pusieron.

Por lo que ya no pueden recrearse en sus momentos.

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6 comentarios:

  1. Libros cerrados; abiertos, páginas en blanco; palabras diluídas. Libros, al fin y al cabo, con restos de tinta, encuadernados en fina piel.

    Un beso, claro...

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  2. el abuelo enfermó de alzheimer mucho antes de padecerlo... el olvido lo olivo a el mismo... aún así en quienes provenimos de él, lo seguimos recordando... sí a pesar de su olvido

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  3. Uno de los padecimientos más crueles que puede haber pues irrmediablemente nos va quitando a la persona que antes eran.. dejando un cuerpo que funciona exacto a como era antes pero no le reconocemos..

    excelente vídeo... me encanta!!!

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  4. ¿Encontrará alguna vez la Ciencia el escondite de esos recuerdos? Esperemos que así sea, mientras tanto paciencia, mimo,ternura y comprensión para los que en un tiempo no muy lejano nos lo dieron todo.

    Un besaco gordote.

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  5. Pues mi querida Ana, al parecer hoy estoy sensiblona pues terminé llorando con el video. Paciencia y ternura a mares!
    Besitos,

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  6. Yo también estoy sensible en estos días y al leer esto, me acordé de mi abuela, que murió recordando a su madre, pero no a su hija, o tal vez las dos se fundieron en una en su mente.

    El constante y vital miedo... ese que no se acaba aún cuando no recuerdas bien tu nombre ni si te casaste alguna vez... el miedo a todo.

    Y sin embargo seguía haciendo ganchillo. Recordaba mecánicamente los movimientos de la aguja y la dirección en que tenía que echar el hilo para el siguiente nudo.

    Las personas somos aquello que pensamos, lo que sabemos y lo que amamos. Le pido a Dios que me deje siempre recordar.

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